
La tipografía es una de las herramientas más poderosas del diseño, capaz de transformar un mensaje en una experiencia visual única. Más allá de su función práctica, las letras comunican emociones, personalidad y carácter. Una fuente bien seleccionada refuerza el tono de un mensaje, mientras que una elección inadecuada puede debilitar su impacto.
Cada tipografía tiene una historia y un propósito. Las serifas evocan tradición y elegancia, mientras que las sans-serif transmiten modernidad y simplicidad. Las script añaden un toque humano y cercano, mientras que las monoespaciadas sugieren precisión y tecnología. Entender estos matices permite tomar decisiones tipográficas que potencien la identidad visual de cualquier proyecto.
Pero el diseño tipográfico va más allá de la elección de fuentes. El interlineado, el espaciado y la jerarquía visual influyen en la legibilidad y la experiencia del usuario. Un texto mal distribuido puede desalentar la lectura, mientras que una tipografía bien estructurada guía la mirada de forma natural. En el diseño, la tipografía no es solo texto: es voz, ritmo y carácter.